Cuando nos sentimos estresadxs, ponemos en practica una serie de acciones para intentar tranquilizarnos. Solemos hacer ejercicio, descansar, intentar reducir las horas de trabajo, intentar no hacer 40 cosas a la vez, etc. Pero, en incontables ocasiones, todo esto, no nos funciona. Es entonces cuando me pregunto: «Y si en lugar de hacer y hacer para relajar, ¿echamos el freno?»

¿Te has parado a pensar en alguna ocasión por que te cuesta relajarte?, ¿Por qué te cuesta echar el freno? ¿Habéis llegado a la conclusión de que realmente es porque no queréis hacerlo? Os explico.

Por lo general, una persona estresada, lo es, porque no quiere echar el freno, no quiere parar. Y eso le aleja de dejar de serlo.

Uno de los problemas fundamentales de las personas estresadas, es que el hecho de relajarse es percibido como una amenaza y se resiste a ella. Algunos pensamientos que tienden a esto que digo son: “es que si me relajo me aburro”, o “relajarse es perder el tiempo”, “si me relajo pierdo el control” o “me estresa relajarme”.

Es como si el hecho tan solo de pensar en relajarse, le chirriara, y es que tras esto se encuentra una creencia que les impide parar sin sentir que pierden el tiempo, sin tener miedo a derrumbarse, sin sentir aburrimiento, etc. Y es esto lo que nos lleva a tener la agenda a rebosar por ejemplo o a que en cuanto veamos un hueco en nuestro dia sin nada q hacer, lo rellenemos con cualquier cosa.

Me gustaría proponeros que respondáis a una serie de preguntas.

¿Qué me impide relajarme? ¿Siento que hay algo de malo en relajarme?

¿Cómo crees que podrías liberarte de una minúscula parte de ese estrés desde el placer y no desde la obligación?

¿Hay situaciones en las que consigo relajarme rápidamente? ¿Podría repetirlo con facilidad?

Si te sientes reflejado y sientes que estu momento, que estas preparado para el cambio, pide ayuda profesional que os acompañe en el proceso de construcción y cambio