A modo breve, el TOC es un trastorno en el que un pensamiento obsesivo da lugar a la puesta en marcha de una compulsión, que inicialmente produce calma. Si queréis saber en qué consiste este trastorno más detalladamente os invito a leer el post “¿Toc, toc?, ¿estás ahí?”.
Según diversos estudios e investigaciones, se establece que existen varios aspectos que pueden poner en marcha las obsesiones y compulsiones que forman el TOC.
El más frecuente de ellos es la duda obsesiva. Ante la presencia de la duda, la cual provoca inquietud, se intenta dar una respuesta en forma de acción o pensamientos, con el fin de calmar esa inquietud. Al realizar esa acción o tener esos pensamientos, consigo que mi inquietud se relaje, lo que provoca que a medida que las voy repitiendo, las voy instaurando en mi patrón de actuación.
Por ejemplo: la duda ante el contagio de Covid, da lugar a la necesidad de buscar respuestas que nos tranquilicen: debo prevenir como sea el contagio. Y si no es posible, debo actuar de forma que me desinfecte. ¿Me abre contagiado de Covid al tocar el botón del ascensor? La inquietud que provoca esta duda hace que nos lavemos las manos inmediatamente para calmarnos. Este lavado de manos inicial poco a poco se convierte en una compulsión que se retroalimenta, es decir, cuanto más me lavo las manos, más lavados necesito.
En otras palabras, ante la duda, iniciamos una serie de acciones o pensamientos que consideramos que nos protegen, previenen o reparan, y que acaban convirtiéndose en rituales, y por ende, en una cárcel. Es más, si no se realizan, podemos llegar a sentir incluso crisis de pánico.
Otro aspecto que puede dar lugar a un TOC, es debido al exceso de rigidez ideológica o a la creencia supersticiosa. Por ejemplo: una chica católica, creyente y practicante, tiene impulsos eróticos a los que se obliga a renunciar a través de un ritual preventivo como puede ser ducharse con agua fría cada vez que siente dicho impulso, con el fin de bloquearlo.
Lo que empieza como algo razonable, acaba convirtiéndose en algo totalmente irracional. Este es otra de las motivaciones que derivan en TOC. Por ejemplo: un médico que ante una operación prepara rigurosamente todo el procedimiento a llevar a cabo y controla minuciosamente que todo se realice tal cual lo preparó, teniendo incluso alguna crisis si se realiza algún paso en un orden distinto al marcado. Se produce una especie de cortocircuito en el que cuanto más intento encontrar la seguridad, menos la encuentro. El intento de prevenir los posibles errores nos lleva a la incapacidad de actuar.
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