Recuerdo de pequeña como me gustaba esta época, como la disfrutaba. Por aquel entonces nos reuníamos todos, mis tíos que vivían fuera con mis primas, mis abuelos,…todos reunidos alrededor de una mesa, felices, hablando y riendo, disfrutando de la compañía y del momento. Deseaba que llegaran estas fiestas.

La vida avanza, vamos creciendo, ganando y perdiendo por el camino, y el significado de estas fiestas, para muchos sigue siendo muy especial, pero para otros pueden ser dolorosas e incluso temidas.

La costumbre o la tradición marca que sean unas fiestas en las que hay que celebrar, en las que la alegría debe estar presente, casi como una obligación. Pero ¿Qué pasa si percibo la navidad de otra manera? A decir verdad, cada uno de nosotrxs es libre de pensar y hacer lo que quiera al respecto, y nadie debería juzgarlo. Y es que, ¿Quién no ha sentido en estas fechas alegría y nostalgia, por ejemplo, casi a partes iguales? Ciertamente es una época en la que se remueven muchas emociones, y como siempre digo, es necesario dar su espacio a cada una de ellas.

Tener que estar feliz, tener que mostrar de cara a los demás esa felicidad forzada, forzar una emoción que debería ser espontanea, puede dar lugar a todo lo contrario. Puede generar frustración, rabia, tristeza, o incluso varias a la vez. Quizás deberíamos preguntarnos ¿por qué?, ¿Por qué te tienes que obligar a estar feliz cuando lo que realmente sientes es tristeza? ¿Por qué disimular?

Nuestra sociedad no esta preparada para emociones de este tipo. Tristeza, culpa, nostalgia, etc., son emociones que por norma general no se expresan, y si lo haces te sueltan frases como “¿Por qué estas triste si lo tienes todo?” o “estas fechas no son para estar tristes”. Frases que, aunque dichas de buena fe, solo consiguen invalidar tu emoción, y hacer que te sientas incluso peor. Porque claro, ya no sólo sientes la emoción en sí, sino que además te puede generar la culpa de “es que yo no debería de estar así, yo debería estar feliz, pero no lo estoy”.

Podemos sentirnos tristes por muchísimos motivos, aunque para los demás no tengamos motivo alguno. Sin embargo, cada persona conecta con su propia historia de vida, siendo totalmente libre de sentirse de una manera u otra, sea la época dl año que sea. Quizás este año no haya sido especialmente bueno para ti, quizás hayas pérdido (familiar, negocio, trabajo, estabilidad, etc.). Así que, como suelo decir, siéntete libre de sentir lo que sientes, conócete, da la bienvenida a tu emoción, valídala, deja que se exprese. Piensa: ¿Qué te esta queriendo decir esta emoción?

¿Cómo lo hacemos?

Párate a pensar. ¿Qué situación te provoca esa emoción? ¿Qué es lo que piensas ante esa situación? ¿Qué emoción sientes? ¿Cuál es el motivo de sentirte así? ¿Qué puedes hacer para sentirte mejor? Estas preguntas y otras muchas nos invitan a reflexionar y pueden ayudarnos a conocer nuestra emoción, a conocer cómo actuamos ante ella.

En definitiva, si la Navidad por el motivo que sea, se ha convertido más en una carga que en otra cosa, concédete la opción de poder no estar siempre llenit@ de alegria y felicidad; y si has de acudir a alguna comida o cena en estos días si o sí, acude sin ganas, tal cual te sientas, sin obligarte a fingir algo que no hay.