¿Cómo se mantiene en nuestras vidas?

Aquellas conductas o pensamientos que ponemos en marcha para intentar prevenir, propiciar o reparar la ansiedad que nos genera, es lo que hace que el trastorno se quede con nosotrxs. Es por ello que podemos hablar de distintos tipos de rituales, cada uno de ellos con su propia lógica, y que por tanto requerirán de distintas formas de trabajarlas.

Rituales de reparación: son aquellos que se realizan después de que aquello que nos obsesiona tenga lugar, con el fin de no sentirnos en peligro. Se orientan al pasado.

Rituales preventivos: son aquellos que se realizan para anticiparse a aquello que tememos con el fin de propiciarlo o evitar un resultado peor. Se orientan al futuro.

Éstos últimos se diferencian en racionales-preventivos y en los propiciatorios de razonamiento mágico. El primero aparece porque la persona cree que haciéndolo puede prevenir determinadas situaciones. El otro ritual, viene de la idea de “si pienso/hago esto, pasará aquello y si no lo hago pasará algo malo”.

¿Qué soluciones ponemos en marcha para calmar nuestra ansiedad?

Una primera solución intentada muy frecuente es la tendencia a evitar todo aquello que nos provoca miedo. Es decir, ante un comportamiento o ante un pensamiento que nos asusta, ponemos en marcha estrategias de evitación, aliviando de esta forma el miedo de manera momentánea.

Os pongo un ejemplo: He subido en el ascensor y he pulsado el botón que va a mi piso, tras lo cual me surge la duda de, ¿y si tengo el virus en mi mano tras haber pulsado esa tecla? Al tener miedo del contagio, inmediatamente al llegar a casa me lavo las manos intensivamente. Esto llevado al extremo, y repitiéndolo hasta la saciedad, es lo que provoca que el trastorno aumente y se instaure.

El hecho de solicitar ayuda y seguridad a personas de nuestro entorno, sería otra de las soluciones intentadas frecuentes. Por ejemplo: para conducir necesito sentirme acompañada por alguien cercano a mí. Tener esta seguridad, la protección de la persona, al estar acompañada, en un principio alivia mi sintomatología ansiosa, pero a la larga solo va a provocar un empeoramiento del problema ya que confirmaría que soy incapaz de gestionar por mí misma la situación.

La tercera solución intentada del TOC, consiste en una secuencia ritual de acciones cuyo fin es combatir el miedo. Las personas que padecen este trastorno tienden a repetir determinadas conductas o pensamientos para sentir alivio, como puede ser el conteo, repetir formulas mentales, ordenar las cosas, e incluso rituales que se han de seguir a raja tabla, y de no ser así, se sienten en la obligación de comenzar desde el principio otra vez. En un gran porcentaje de casos, cuando el TOC se estructura en secuencias rituales, lo que lo origina pasa a un segundo plano, y son las soluciones intentadas las que se convierte en el problema.

Y tras esto, os pregunto:

¿Os sentís reflejadxs en estos intentos de solución para paliar vuestra ansiedad?

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