¿Qué es la exterogestación?

La exterogestación es uno de los fenómenos que forman parte del proceso del puerperio. Se trata de un periodo de unos 9 meses aproximadamente en el que el bebé necesitará contacto físico y emocional con su madre. ¿Con que fin? Para terminar de madurar los sistemas neurológicos, endocrino, nutricional y respiratorio.

En otras palabras, se trata de un periodo en el que los recién nacidos todavía son muy dependendientes y precisan de esa cercanía con el cuerpo materno, todo el tiempo posible, cuanto más mejor.

¿Dónde radica su origen?

Para ello hemos de retroceder a aquella época en la que la bipedestación se inició. Con el cambio de la cuadrupedia (caminar a cuatro “patas”) a la bipedestación (caminar a dos piernas), se originó una modificación de la pelvis, provocando un canal de parto más estrecho. Por otro lado, también se produjo la encefalización, que a grandes rasgos significa que, debido a la alta estimulación, se vio afectado el tamaño de los cerebros, creciendo más. Y así, una vez más la sabia naturaleza nos protegió, reduciendo el periodo de gestación y haciendo que el cerebro de la criatura se desarrollase una vez fuera del útero. ¿Cómo si no íbamos a parir niños más desarrollados en peso y cerebro, por un canal más estrecho?

Como muestra Aguirre (2002), “las crías comenzaron a nacer tremendamente inmaduras, con solamente el 25% de desarrollo cerebral y el resto del trabajo madurativo, un 75% lo harían junto a sus madres, en el mundo exterior, pero protegidos por ellas, cerca de sus cuerpos y tomando la leche materna. Es lo que llamamos exterogestación”.

¿Cuándo dejamos de lado la exterogestación?

Realmente es bastante reciente. Antes de la aparición del primer cochecito de bebé, allá en el año 1733, las madres portaban a sus bebés con la ayuda de pañuelos. Las tribus portaban a sus bebes sintiendo que la gestación continuaba tras parir. En cambio, nosotros por la cultura que vivimos no, nosotros estamos más industrializados, haciendo uso de multitud de objetos que la sociedad marca como necesarios, tales como cochecitos, cunas, sillas, hamacas, etc. El caso es que a nuestra sociedad se le olvidó que el bebé necesita al menos 9 meses una vez fuera para estar pegados piel con piel.

Normalmente, las mamas puérperas suelen desear tener a sus hijos en brazos la mayor parte del tiempo, sin embargo, se sienten influidas por comentarios de una sociedad que les insta a todo lo contrario, como, por ejemplo: “este niño es muy listo, llora cada vez que lo dejas porque se está acostumbrando a estar en brazos”. Y, a decir verdad, resulta cómico que se le atribuyan determinadas habilidades de manipulación y planificación a nuestrxs bebés, cuando ni siquiera tienen su cerebro maduro.