Posiblemente a lo largo de tu vida, te hayas sentido en más de una ocasión estresadx. El ritmo de vida que llevamos, los acontecimientos vividos, ya sean pasados o presentes, o alguna situación desagradable prolongada en el tiempo, puede hacer mella en nosotrxs, dando lugar al estrés.

Por norma general, cuando se habla de estrés, se achaca a aspectos negativos, a ansiedad, a nerviosismo…Pero no todo lo que rodea al estrés es malo. Con esto quiero decir que podemos diferenciar entre un estrés “bueno”, llamado eustrés, y el estrés “malo” conocido como distrés. Os explico.

El distrés es lo que popularmente

conocemos como estrés.

El estrés consiste en una respuesta adaptativa de activación, que nos ayuda a afrontar una situación que es considerada como una amenaza. Esta activación nos va a permitir poner en marcha determinados recursos que nos ayuden a cubrir las necesidades que se plantean. El eustrés nos ayuda a lidiar con una situación amenazante, activando nuestra energía, nuestra concentración y aumentando nuestras capacidades cognitivas y físicas, de manera que nos permite poner en marcha ciertos recursos que, como hemos dicho, nos permite lidiar con las dificultades que se presentan. Un claro ejemplo de eustrés sería el aumento de la concentración a la hora de estudiar para un examen. Sin embargo, cuando la amenaza ha desaparecido y continuamos durante un tiempo con esa activación, o cuando se activan estas respuestas con la aparición de determinados pensamientos y sin que la amenaza esté presente realmente, es lo que llamamos distrés o “estrés malo”. Aunque a decir verdad, este tipo de estrés, es lo que popularmente se llama “estrés”.

Consideramos que el estrés es perjudicial cuando se mantiene en el tiempo o cuando afecta a distintas áreas de nuestras vidas, por ejemplo.

¿Cuáles son los síntomas del estrés?

Existen ciertas diferencias entre los síntomas que surgen cuando nos encontramos en fase de distrés, y cuando nos encontramos en eustrés. Obviamente no tenemos por qué sentir todos los síntomas, ya que cada persona es diferente.

En la fase de eustrés, suelen aparecer síntomas como una mayor capacidad de concentración, mayor creatividad, mas energía, insomnio, mayor capacidad para pensar, etc.

Por otro lado, en la fase de distrés nos podemos encontrar con:

Síntomas cognitivos/emocionales:

Dificultades de concentración, Alteración en la memoria, Ansiedad, Irritabilidad, Miedo, Pensamientos catastróficos, Dificultad para tomar decisiones, Falta de motivación, etc.

Síntomas conductuales:

Bruxismo, Evitación de situaciones, Consumo de tóxicos (alcohol, tabaco u otras drogas) con la finalidad de evadirse, Aislamiento, Tics nerviosos, Alteraciones en el sueño, Alteraciones en la sexualidad.

Síntomas fisiológicos:

Tensión muscular, contracturas,  hiperventilación, Palpitaciones, Problemas gastrointestinales, Fatiga, Dolor de cabeza, migrañas, Sudoración, Sequedad de boca, Náuseas, Caída del pelo, Alteraciones en el sueño, problemas dermatológicos (eccemas de piel, psoriasis, sarpullidos, etc.), tensión elevada, etc.

¿Qué ocasiona que me sienta estresadx?

Puede ocurrir que te sientas estresadx porque anida en tu cabeza una determinada percepción sobre alguna situación. Por ejemplo: echa la vista atrás, al inicio de la pandemia. ¿Cómo te sentías? Muchxs de nosotrxs nos hemos sentido estresadxs ante la incertidumbre constante en la que vivíamos. La incertidumbre, el pesimismo, el perfeccionismo, los pensamientos obsesivos, etc., son aspectos que pueden originar que nos sintamos estresadxs. Es lo que se conoce como agentes estresantes internos. Por otro lado, nos podemos encontrar con agentes estresantes externos, tales como cargarnos de trabajo, realizar un cambio de domicilio, tener problemas con la pareja constantes, etc.

Las fuentes de estrés más comunes son: el ámbito laboral, donde se encuentra el burnout o “síndrome de estar quemado” del que hablaremos en futuros post; el cuidado de personas dependientes, llegando a un gran desgaste emocional; tener unos recursos económicos mínimos, determinados eventos vitales que pueden llegar a ser muy estresantes como una muerte, un divorcio o un despido; padecer enfermedades crónicas; y auqnue no se consideren negativos, también son una fuente de estrés el hecho de casarnos, empezar la universidad o mudarnos de domicilio o de comunidad por ejemplo.

¿Qué consecuencias puede tener el estrés constante?

Por lo general, las consecuencias se clasifican en tres categorías, distintas entre ellas pero a su vez están conectadas o relacionadas.

Físicas: Dentro de esta categoría entran las tensiones musculares tales como dolor de espalda, o de cervicales, dolor de cabeza o migrañas; problemas gastrointestinales como por ejemplo dolores frecuentes de estómago, malas digestiones, etc.; y también problemas dermatológicos como la aparición de eccemas o erupciones en la piel, picores…A veces nos olvidamos que el cuerpo manifiesta determinados síntomas, no habla, quiere comunicarse, y esta es su forma de hacerlo, somatizando lo que nos ocurre. Es por ello, por lo que siempre insistimos en la importancia de escucharnos, de prestarnos atención.

Cognitivas y/o Emocionales: Cansancio extremo, bajo estado de ánimo y con cambios de humor, ansiedad, irritabilidad, ira, poca energía y sensación de que no tiras, bloqueo mental, preocupación constante, cuesta tomar decisiones, dificultad para concentrarnos, olvidos Frecuentes, alteración del sueño y del apetito.

 Comportamentales: Hablar rápido, determinadas compulsiones como beber, fumar, comer, hacer deporte, mantener una mala alimentación y a destiempo, insomnio, etc.